miércoles, 24 de septiembre de 2008

La importancia de llamarse Enrique

Reportaje publicado el día 24/09/2008 en Soitu


ALEJANDRO ARTECHE.- De un tiempo a esta parte el nombre de Enrique Bunbury está asociado al rumor, el escándalo y las noticias extramusicales. La espantada en una de sus últimas giras en solitario, el revuelo de la vuelta de Héroes del Silencio y el mal sabor de boca que dejó a muchos de sus fans la desorganización del concierto de Valencia y, recientemente, una acusación de plagio de un disco que saldrá el 7 de cotubre y que a pesar de ser muy pocos los que han tenido oportunidad de oírlo ya está en boca de todos.

Enrique Ortiz, más conocido artísticamente como Enrique Bunbury, con un apellido extraído de la obra de teatro de Oscar Wilde 'La importancia de llamarse Ernesto'. Ya saben, esa en la que, en breve resumen, los protagonistas se apropian de identidades y personalidades que no son las suyas.

Algo que lleva haciendo Bunbury desde el comienzo de su carrera, cuando en los primeros discos de los Héroes compartía peinado con la Infanta Elena de Borbón o poco después se transmutaba en clónico ibérico de Jim Morrison. Por no hablar de su desmesurado afán de querer convertirse en el nuevo Raphael con su histrionismo forzado encima del escenario, sin darse cuenta de que jamás una salida de tono o un ademán le saldrá tan natural como al niño de Linares por muy estudiado que éste los tenga.

Hace unos días se daba la voz de alarma de la escandalosa apropiación de frases del difunto poeta Pedro Casariego extraídas de obra suya y declaraciones en prensa. No sólo usaba las frases de Casariego para componer la letra de un tema del que será su nuevo disco en solitario, sino que llegaba a parafrasear a Casariego en una entrevista haciendo suyas declaraciones del poeta.

Bunbury al principio se tomó a risa estas acusaciones de apropiación de partes de la obra de Pedro Casariego, pero en vista del cariz que iba tomando el asunto y como la bola se iba haciendo más grande, terminó por enviar un comunicado donde reconocía haber utilizado esas frases, pero se negaba a ser tildado de plagiador. En el mismo comunicado, Bunbury lanzaba balones fuera comparándose con Bob Dylan, Leonard Cohen, John Lennon o Van Morrison (no, el fuerte de este chico nunca ha sido la humildad) y diciendo que ellos también habían usado frases de la biblia, la kábala, Shakespeare o Allan Poe y daba a entender que si ellos no reconocían en sus discos la influencia o uso de esos libros en sus textos, él no tenía por qué hacerlo.

En realidad, a Bunbury no se le ha acusado de plagio, que es algo que reitera mucho en el comunicado haciéndose pasar por víctima de envidias, falacias y acusaciones malvadas. Lo que se le echaba en cara a Enrique Bunbury era el no haber hecho referencia a Casariego a la hora de presentar el tema. En cambio, Bunbury se hace el ofendido y ataca, señalando a los que le acusan, de iletrados, de no conocer la obra de Pedro Casariego y de que tampoco es para tanto lo que se incluye del poeta en la canción cuando ésta dura siete minutos.

Sé que es mucho pedir y sería muy generoso de su parte, porque no está obligado legalmente aunque puede que sí moralmente, que hiciera algo parecido a lo que en el disco 'Arquitectura efímera' hizo Fangoria. En el cd se incluía la canción 'Interior de una nave espacial abandonada', cuyo título habían extraído de una obra del artista plástico Manolo Campoamor. Pues bien, no sólo mencionaron la referencia a Campoamor en el disco, sino que le incluyeron como un compositor más en los créditos de la canción por ser suyo el título, aunque no tuvieran obligación alguna de hacerlo.

Pero el caso de la canción 'El hombre delgado que no flaqueará jamás', no es lo único "inspirado" en el nuevo disco de Enrique Bunbury. El disco lleva por título 'Hellville de luxe', muy bonito y original si no fuera porque uno de los discos más importantes de la nueva corriente de country rock que arrasó en la segunda mitad de los 80 con el cantante Dwight Yoakam como uno de los cabezas de este movimiento, fue su lp 'Hillbilly de luxe'. ¿Será este disco de Yoakam otra inspiración de Bunbury (y por favor, que no nos insulte en otro comunicado llamándonos ignorantes porque algunos ya escuchábamos country cuando él se dedicaba a vestir de negro y aprenderse de pe a pa los discos de U2 y The Mission) o más bien será uno de sus discos de cabecera el primer lp en solitario del ex líder de White Zombie y actual director de cine Rob Zombie llamado 'Hellbilly de luxe' editado hace una década?

Todo esto no tendría que extrañar a los seguidores del maño, ya que no es nada nuevo. Otra cosa está en que lo reconozcan o se quieran dar cuenta de ello. Los fans de Enrique Bunbury tienden a la exageración, el fanatismo ciego y la alienación más aberrante por el encantador de serpientes aragonés. Basta echar un vistazo a foros donde se comenta la noticia del supuesto plagio para ver que los comentarios de gran parte de sus seguidores (que no todos, el que se dé por alulido algo tendrá que ocultar) son producto de un ataque de histeria, más que de una racionalización propia de un ser humano en sus cabales. Ni las adolescentes con la carpeta forrada con posters del super pop han llegado tan lejos en histerismo y ridiculez como algunas de las perlas que han ido soltando los que defienden lo indefendible sobre los métodos compositores de Bunbury.

En noviembre del pasado año, la revista La Clave publicaba el artículo "¿Quién escribe las letra de Héroes del Silencio?", donde su autor Fernando del Val descubría toda una galería de frases extraídas de Pablo Neruda, Mario Benedetti, Baudelaire o William Blake en los discos "El espíritu del vino" o "Avalancha".

Como dice Bunbury en su comunicado a la prensa por el asunto Casariego "a lo largo de la historia de la música popular, grandes y desconocidos escritores de canciones han realizado prácticas similares recogiendo frases de canciones tradicionales y realizando nuevas y diferentes creaciones". Que se lo digan a todos los negros a los que les robaron sus canciones tradicionales para firmarlas como propias y llenarse los bolsillos. Muy ética la defensa de gato panza arriba, sí señor. Ética y elegante.

Para terminar, diré que yo también me he apropiado de frases, declaraciones y comentarios de otra gente para hacer este artículo. Son anotaciones que he ido haciendo y que me han servido para crear este texto que el diario que lo publica me va a pagar religiosamente, aunque mucha de la inspiración y datos no me haya costado nada reunirlos. Tengo todo el derecho del mundo a hacerlo. Muchos de ustedes van a pagar por el disco de Bunbury, ¿no? Pues esto es lo mismo. Aquí, o jugamos todos o la Dolores se vuelve para Calatayud sin que nadie le toque un pelo.

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