lunes, 17 de septiembre de 2007

Sí, Bunbury, ya somos viejos

Crónica publicada el día 17/09/2007 en La Prensa Gráfica


ISABEL VIDES /NUVIA RIVAS.- Los fanáticos tuvieron que esperar 11 años pero, al final, para ellos valió la pena cada segundo. El sábado por la noche, Guatemala y toda Centroamérica reunida en el estadio del Ejército formaron una avalancha de gritos junto a Enrique Bunbury y los demás de la banda.

Se apagaron las luces y se encendieron los gritos. once años de espera habían terminado. Con las manos levantadas, ya fuera para extender celulares en la necesidad de conservar aquellos mágicos momentos —mismos que ya los podrán tener en diciembre cuando salga el DVD sobre la gira— o ya fuera para hacer la clásica señal de rock con las manos.

El imponente escenario, de siete toneladas, se vio iluminado y dejó ver sus cuatro pantallas superiores y las dos laterales. Enrique Bunbury, 10 años mayor, apareció en escena junto a Juan Valdivia, Pedro Andreu, Joaquín Cardiel y Gonzalo Valdivia, a quien Bunbury no presentó como parte de la banda, empezaron a sonar las notas de la canción “El estanque”, del primer disco de la banda “El mar no cesa” (1988).

Pese a que se podían haber esperado problemas en el público después del disturbio protagonizado entre los agentes de seguridad y el público ubicado en gramilla (ver nota aparte), una vez iniciado el concierto, todos entraron en el trance del rock. “Para el rock no hay nacionalidades, todos somos hermanos en el rock”, repetía un joven con las manos alzadas hacia el escenario rodeado de banderas de El Salvador y Honduras.

La escena se repetía en varias partes del estadio. México, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador y, por supuesto, Guatemala, blandían sus banderas con orgullo patrio, casi con orgullo de 15 de septiembre.

Los héroes de la escena

El espectáculo, que duró dos horas y treinta minutos, media hora menos de lo que se había prometido, mantuvo a los fanáticos al borde del éxtasis. Las 25 canciones que sonaron a lo largo de la velada eran conocidas para los fanáticos, pero “Entre dos tierras” y “Maldito duende”, ambas canciones del disco “Senderos de traición”, fueron las más coreadas.

Luego llegó el turno de “Iberia sumergida”, “Avalancha”, “La chispa adecuada” y “Opio” del material “Avalancha” (1995); “La herida” del disco “El espíritu del vino” (1993) y la canción que los llevó a ser conocidos como banda “Héroe de leyenda”, que más tarde se incluiría en su primer trabajo como Héroes del Silencio: “El mar no cesa”.

“Sí, se ve más viejo”, aseguró Samuel, un salvadoreño que estuvo en el concierto, sobre Bunbury. “Valdivia es al que más se le notan los años”, comentaba entre el público un chapín. “Está como cachetón Bunbury, ¿verdad?”, dijo otro más allá.

Pese a todo, la banda no recibió más que elogios ante un público que quedó realmente satisfecho por haber asistido al inicio de la gira del milenio.

Etiquetas: